¡A palazo limpio!

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organización de actos, Primera Piedra, protocolo oficial

La organización de una primera piedra no parece a primera vista  un acto complejo de organizar. Pero, como ya vimos en la entrada,

https://protocoloalavista.wordpress.com/2012/12/12/primeras-piedras-una-dificultad-tecnica/

…sólo lo parece! Puede entrañar algún que otro problema. Especialmente de puesta en escena. O de estética.

Para facilitarnos el trabajo de organización, deberíamos partir de un esquema, más o menos amplio, en el que encuadrar las acciones que queremos que conformen nuestra «primera piedra».
De forma muy esquemática y para que se pueda utilizar muchas veces, siempre:

• Recibiríamos nuestros invitados
• Recibiríamos a las autoridades -locales, nacionales-
• Recibiríamos a la autoridad que presidirá esa puesta en pie de la primera piedra, o en su defecto al invitado de honor, al que se lo hayamos pedido -presidente de la empresa, personaje-
• Daríamos una explicaciones sobre la obra: a ser posible por parte de algún técnico responsable. Y no estaría de más contar con la ayuda de paneles, maquetas, vídeos o lo que fuera para que quede claro lo que allí se va a construir.
• Tras las explicaciones, no puede faltar el «acto institucional»: es el momento de los discursos del anfitrión y de las autoridades invitadas.
• e inmediatamente después, la colocación de la primera piedra.
• Si hay presupuesto, cosa que no siempre hay: aperitivo o cóctel.

La parte más compleja del acto, es la de la colocación de la primera piedra. Lo más habitual es preparar en el terreno una especie de arqueta o hueco en el que depositar una urna, caja o similar, en la que se meten elementos simbólicos, que, dice la tradición deben ser:
-un acta o documento fechado del momento de colocación de la piedra, firmada por las autoridades o protagonistas presentes;
-los periódicos del día
-monedas de uso corriente y
-algún símbolo local: escudo del ayuntamiento, bandera de la comunidad autónoma, pieza típica del lugar…

Y que pueden ir entrando en la urna de la mano de cada una de las entidades representadas en la presidencia del acto. Como somos protocoleros, además de organizadores del acto, tendremos en cuenta, que si así lo planteamos, las autoridades que participen lo harán en orden de menor a mayor rango.

Luego se cierra y se deposita en el hueco: suele prepararse un capazo con cemento para cubrir y una placa para que quede constancia.

En las puestas en escena de este procedimiento es donde está la mayor dificultad: no siempre luce bien lo de agacharse a meter la urna en el hueco.

Por ello, una veces se pone una polea para bajar la urna y otras, se deposita en una arqueta en alto. Nada hay que no se pueda inventar: depende de la imaginación y habilidad de cada organizador del acto que debería diseñarlo pensando en la persona que va a colocar esa primera piedra.

Lo que no debemos olvidar, es que se trata de un acto que para los protagonistas supone una posibilidad de salir en los medios: imagen, originalidad, organización, ordenación, limpieza de movimientos y plasticidad. ¡Qué nos va a ver mucha gente!

¡Y sin olvidarse del casco!Aunque se lleve sotana,  que es una obra y a ver si va a fallar la protección divina!